Sígannos los buenos, a la gran final
El equipo azul profundo disputaba su segundo partido de semifinal en la ciudad de industrial de Honduras, en un escenario complicado repleto de camisas verdes, pero los jugadores y cuerpo técnico repletos de entrega, fe y confianza que paso a paso se lograra el objetivo final.
En este partido de semifinal pudimos ver como se pone a prueba el corazón de un guerrero ejemplo claro de los 11 titulares que salieron al terreno del Yankel. Jugadores como Agustín Auzmendi que, no importa cuántas veces le peguen fuerte el siempre estará de pie, Carlos Argueta pequeño, pero con el corazón de un gigante gladiador, y que palabras podríamos utilizar para el capitán Jonathan Rougier una muralla que cuesta derrumbar.
33 minutos una juga de laboratorio el disparo de Agustín, el rebote para Jeison Mejía y así las águilas empezaban alzar vuelo, después al minuto 45 un cobro de tiro libre Juan Ángel Delgado colocaba la lápida a los verdes, que necesitaron utilizar sus mañas para lograr expulsar a Maldonado al minuto 63, y pitar dos penales inexistentes que le daban esperanza al equipo san pedrano.
Pero no les ajusto eso, les hizo falta estos ingredientes deportivos:
Actitud, lo que Diego Vásquez les pide a sus muchachos en cada partido en cada entrenamiento.
Determinación, lo que un grupo de jugadores vestidos de los colores azul profundo llevan desde el minuto uno hasta el silbatazo final.
Coraje, esa fuerza interna que caracteriza a los jugadores de Motagua que los impulsa a logar cosas grandes, como clasificar en casa ajena a la gran final del fútbol nacional.
Los detalles que solo el arquitecto del fútbol club Motagua llamado Diego Vásquez sabe implementar en sus jugadores, el técnico que llego para reclamar lo que le pertenece la gloria del fútbol nacional.
Nos vemos afición azul en la fiesta grande donde juntos somos más fuertes donde todos, debemos llevar puesta con orgullo la camisa del Motagua, donde vamos alentar de principio a fin con un corazón fortalecido, de fe, de pasión, de amor por el mimado de la afición.